Sobre Arabia Saudí, Podemos y la True Left que no superó la Guerra Fría

La lucha contra el yihadismo, y en general contra la intolerancia religiosa, es una de las luchas fundamentales para los demócratas de nuestro tiempo. En esa lucha, es fundamental que las democracias aprieten a cualquiera que ampare, de una forma u otra, a los que promueven el terrorismo religioso. Incluyendo, en un lugar muy especial, a gobiernos como el de Arabia Saudí. No obstante, me llama la atención el reciente (y creciente) entusiasmo anti-saudí de Podemos, y de la True Left en general. Sospecho que la causa es que la True Left se toma esto como una puerta trasera para insistir en su esquema clásico de explicación de casi cualquier problema: la culpa del Mal es de Occidente.

La puerta trasera es que, dado que Arabia Saudí es aliada de EEUU, Occidente estaría detrás del yihadismo. De este modo, gente percibida por la True Left como “no-occidental” (los yihadistas) sería medio-exculpada por sus crímenes; su Mal no sería propio, sino una derivación de la Gran Fuente del Mal, que en el relato maniqueo de la True Left, heredado de la Guerra Fría, siempre ha de ser Occidente. Parecería que la furgoneta del 17A la conducía Hillary Clinton. Un poco como cuando los independentistas más maniqueos presentan la corrupción en Cataluña como una “contaminación española”. Pero antes de que la True Left se entusiasme demasiado con esa puerta trasera, debería considerar algunas cosas.

Primero, el principal socio comercial de Arabia Saudí es China. Toma Occidente. Segundo, Arabia Saudí ha sido históricamente de los principales financiadores de la resistencia palestina. Toma Occidente. Tercero, la True Left no es extraña a las relaciones de cama con el integrismo islámico. No son solo los flirteos con Iran, sino cosas como esta:

Todo esto no lo digo por salvar la cara de Arabia Saudí. De hecho, periódicamente comparto artículos en redes sociales donde se explica hasta que punto es importante apretarle las tuercas a teocracias como la saudí para frenar la expansión de una versión reaccionaria e intolerante del Islam, que está en la raíz de la violencia yihadista. No: esta nota va dirigida a indicar a la True Left que la puerta trasera que creen haber encontrado para culpar a Occidente del yihadismo a través de Arabia Saudí, simplemente no existe.

La geopolítica da para poco maniqueísmo. Tanto los países occidentales como los no-occidentales hacen cosas bien y cosas mal. Evidentemente algunos nos caerán mejor que otros normalmente, según nuestro punto de vista ideológico (p.ej. como demócrata y progresista normalmente coincidiré más con Noruega que con EEUU, o con Japón que con Rusia, o con Rusia que con Arabia Saudí), pero pese a todo hay que juzgar sus actuaciones caso por caso, no con base en una antipatía o simpatía sistemática. De hecho, cada vez tiene menos sentido esa distinción entre Occidente y el Resto. Japón y los EEUU se parecen más entre sí de lo que se parecen a China o al Vaticano, respectivamente.

La Guerra Fría terminó hace décadas. Occidente ya no es ni el Bien ni el Mal (ni lo fue nunca). La True Left debería ir asumiéndolo.

PD: tema diferente, aunque relacionado, son las críticas de las últimas semanas a Felipe VI por sus relaciones con Arabia Saudí, a raíz del atentado de la Rambla. Creo que son necesarias, pero que a menudo se sostienen en motivos equivocados. Está mal vender armas a Arabia Saudí porque las usan para violar derechos humanos en Yemen, no porque sirvan para impulsar el terrorismo en Europa. El vínculo del gobierno saudí con el terrorismo, que habría que ir cortando, no es que financie a Daesh (no lo hacen, y de hecho están enfrentados), sino que utiliza millones de petrodólares para infestar Europa y el mundo de predicadores integristas que, voluntariamente o no, terminan allanando el camino a los yihadistas.

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